Un año más se ha celebrado Infarma, feria anual del sector farmacéutico que aúna dos eventos: el encuentro Europeo de Farmacia, en el que distintos ponentes aportan sus conocimientos y experiencias para tratar temas de interés en la farmacia actual, y el Salón de Medicamentos y Parafarmacia, en el que multitud de expositores muestran sus productos y novedades.
Para los que no hayáis estado nunca, os diré que merece la pena visitarla. Te da la oportunidad de aprender, descubrir nuevos productos, controlar tendencias y encontrarte y conocer a otros compañeros.
Además, en esta edición se ha podido disfrutar de la tuitkdd, donde se han dado cita los farmatuiteros más activos y los que, como yo, acabamos de aterrizar en este medio.
La asistencia ha sido tan numerosa que, en ciertos momentos, era muy complicado moverse entre los pasillos y stands: gente en todas direcciones convertían el recinto en una atípica selva en la que he podido observar dos especies predominantes: farmaintelectis y farmamuestris.
La primera especie se mimetiza con el entorno, por lo que pasan casi desapercibidos. Se caracterizan por la avidez en enriquecer sus conocimientos, asistir a conferencias, interactuar con sus iguales intercambiando opiniones, y visitar los stands para tomar el pulso a las últimas tendencias mientras ven qué productos son los más adecuados para sus negocios. Todo esto, que así escrito puede parecer aburrido, lo hacen los entre risas y prisas por entrar a una charla, esperando en las interminables colas del baño, disfrutando del jamoncito y el queso para reponer fuerzas, refrescándose a golpe de cervecita y alegrándose por conseguir silla y no tener que escuchar de pie las ponencias.
A la segunda especie se la reconoce enseguida por la cantidad de bolsas y bolsitas que son capaces de cargar a sus espaldas. Han desarrollado la habilidad de pulular de stand en stand, recogiendo toda muestra, boli, chocolatina o caramelo que los comerciales ofrecen amablemente, sin ni siquiera detenerse a escuchar las bondades de los productos que promocionan. Debe de ser un poco frustrante intentar hacer bien su trabajo con los muestris merodeando a su alrededor dispuestos a abalanzarse sobre su presa, aunque entre risas confiesan que ya están acostumbrados y que forman parte del ecosistema típico de la feria.
Es curioso, por no decir chocante, lo que la palabra gratis puede provocar en el comportamiento natural de determinadas especies, haciendo que se empujen unas a otras, soporten largas esperas y algún que otro codazo, por el afán incontrolable de conseguir tan preciado trofeo. Con qué cara de satisfacción salen del stand con la nueva bolsita y el convencimiento que se la han colado al comercial sin que se diera cuenta.
Después de la jornada de cacería, los farmamuestris tienden a reunirse en pequeños grupos con los que revisan el resultado de la caza, sentados en el suelo esparcen el contenido de sus bolsas y comparan entre ellos lo conseguido. En ocasiones, es fácil sorprenderlos aturdidos y con la mirada perdida, quizás pensando en la posibilidad de asistir a alguna charla (se han dado algunos casos, aunque al ver que no daban nada se han ido enseguida), o en las muestras que todavía no han capturado.
Muestras…. ¿a quién no le gustan? A mí sí, para conocer nuevos productos y al llegar a casa probarme la cremita “tal” o el contorno de ojos “pascual”. Pero de ahí a recorrer la feria a lo Pretty Woman cargada de bolsas y sin Richard Gere hay un mundo.
Cada grupo sigue sus propios instintos pero… ¿no es una pena adentrarse en la selva y no sacarle el máximo partido?
Me hubiera gustado mucho poder acudir a la feria,debe ser una guía práctica de todas las novedades muy interesante…a ver si a la próxima puedo ir!!!!
Espero que el próximo año nos podamos ver allí. Gracias por el comentario Elena